miércoles, 9 de febrero de 2011

Robustiano!

Sí, soy de este tipo de gente que por alguna extraña razón decidió estudiar publicidad. Digo extraña razón porque me acuerdo perfectamente cuando reafirmé que quería estudiar esta carrera. Siempre me había gustado la profesión y la verdad es que tampoco se me ocurría otra cosa que me pudiera gustar más. Nunca me llamó la atención jugar a médicos, ni hacer pastelitos en mi cocinita, ni darle clase a mis muñecas, ni cortarle los pelos a mis barbies. Desde que empecé 1º de ESO, a lo mejor un poco antes y todo, dije que estudiaría publicidad. El punto final de mi decisión lo puse el día que, habiendo obtenido un 5 justito en mi examen de tecnología, conseguí, después de una buena charla, que mi profesor lo convirtiera en un 7. Sus palabras fueron: -Lara, sabes persuadir. Dedícate a ello! En aquel momento me reí pero unos años después le hice caso.

Pero bueno, dejaré los tiempos de ESO que son ya muy lejanos y además, lo que os quiero contar hoy es mi primera clase de universidad, no batallitas de teenager principiante. A muchos ya os lo habré explicado alguna vez y otros la vivisteis de primera mano, pero vale la pena que quede por escrito en mi blog, ya que es uno de mis selectos recuerdos que hacen que todavía ame esta profesión.

Teníamos 18 años, la cara llena de granos y unas ganas locas de comernos el mundo. No nos conocíamos y todos, los 100 alumnos que compartíamos aula por primera vez, nos veíamos capaces de hacer un anuncio sin saber muy bien de qué iba la carrera... No parábamos de mirar a nuestro alrededor e intentar hacer algún aliado a marchas forzadas. Estábamos muy ilusionados y a la vez un poco asustados ante tanta novedad… Cuando el gallinero estaba en su punto álgido entró Marola, una profesora delgada, con pelo rizado, gafitas y con ropa del Massimo Dutti. Esperó unos momentos a que la gente se calmara. – Hola chicos! Qué tal? Todo bien? Después de esta primera introducción, de que se presentara y todos empezáramos a mostrar simpatía hacia ella, empezó su clase: A ver qué haríais para llamar la atención del profesor de la otra clase. Y todos…. - Gritaaaar! – A ver probad? AAAaaaaaaahhhhhh! ( pero no pasó nada). – Y si os digo que se llama Robustiano? – Robustiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaanooooooooooooooooooooo!!!!!!! Entonces apareció Robustiano y nos preguntó que qué queríamos. Nos quedamos asombrados sin entender que pretendía conseguir Marola con eso y pensando que si todas las clases de universidad eran así estábamos en la carrera indicada. Esperábamos una respuesta por parte de la profesora hasta que nos dijo: - Veis? Acabáis de aprender que es la publicidad. No se trata de lanzar un mensaje al aire si no de comunicar un mensaje a un público concreto para hacerle reaccionar.

Hoy, 7 años después, todavía me acuerdo del mensaje. Lo recuerdo mucho mejor que si lo hubiera leído en un libro. Así que eso nos enseña otra gran lección, el mensaje es importante pero la manera en que lo expresas es lo que ayudará a que sea recordado o que pase desapercibido. Por eso nos ha gustado tanto el nuevo anuncio de Volkswagen Passat? Seguramente.