martes, 13 de diciembre de 2011

Un quinto con unas patatitas

Sí, el martes no es un buen día. Es justo cuando te das cuenta de que la semana acaba de empezar, de que recuerdas vagamente que hiciste el sábado y el domingo pasado y de que quedan muchos días para el fin de semana siguiente, para ser exactos 4 (96 horas, 5.760 minutos, 345.600 segundos).

Sales de casa, se te engancha un vaso de plástico con restos de café en la punta del zapato derecho, mientras fijas la atención en tu pie llega el autobús 33, la gente empieza a subir y cuando consigues deshacerte del vaso y entrar tú no queda ni un asiento libre. A las 8.15 en Barcelona hay mucho tráfico y estás de pie soportando las frenadas bruscas del conductor justo el día que has decidido ponerte tacones. En fin, intentas olvidar el trayecto (que has acompañado con “Brown eyed girls” y “Sweet Caroline” para que no fuera tan trágico), llegas al trabajo y se cierran las puertas del ascensor cuando ya tenías un brazo dentro. Respiras hondo, le das de nuevo al botón y subes. Llegas a la oficina y solo piensas en tomar un café, entonces te das cuenta que la cafetera se ha quedado sin agua. Definitivamente el segundo día de la semana no es un buen día y si lo juntamos con la cifra 13 tenemos, en toda regla, una mala combinación, MARTES13.

Aun así no es la única. También lo es el verde con el azul, un café con una bolsa de chuches, el hambre con las ganas de comer, un Barça-Madrid con el final de Lost, los números del paro y un Louis Vuitton, un día de fiesta con la gripe, la lluvia con el viento, Mortadelo y Filemón, Farruquito con un coche.


Las malas combinaciones existen, las conocemos, nos molestan y nos sirven para darnos cuenta de que también existen las buenas. El chocolate con churros, el jamón con un buen vino, Júlia y Quimet, un quinto con unas patatitas, las rebajas con acabar de cobrar, una peli con palomitas, la Coca-Cola con un poco de limón, el “all” con el “oli”, Llagostera con amigos, Barcelona con una buena canción.