lunes, 4 de abril de 2016

Pinot Noir

Los 30 no son más que un sello que certifica que tenemos más experiencia,

que sabemos apreciar un buen vino, una buena conversación, y dedicar

tiempo a quien nos importa de verdad.


Un sello que corrobora que empezamos a ser tiquismiquis por la

decoración, que crecen las carpetas en Pinterest con nuevos proyectos y

que no nos conformamos con el mueble básico de Ikea.


Preferimos calidad a cantidad, sabemos pronunciar Pinot Noir y no nos da

vergüenza marear la copa de vino, probarla y decirle "está perfecto" al

camarero.


Nos hacemos el corte de pelo que nos gusta y no el que llevan todas, nos

pintamos las uñas del color de temporada, queremos vestir cómodas y

apreciamos un maquillaje natural.


El trabajo nos importa, los clientes ya no nos asustan, y valoramos como

nadie el tiempo libre. Aprovechamos cada segundo y la prueba de ello es

que tenemos en la cabeza un mapa lleno de sitios por querer descubrir,

pero también lleno de sitios donde querer volver.


La familia es lo más importante y a ella se han unido un pequeño círculo de

amigos que podemos considerar familia también.


Ahora somos diurnos, el sabor de café abandera nuestras mañanas y no se

me ocurre nada mejor que acompañarlo de noticias para tener un buen

despertar. Aunque muchas de ellas nos entristecen porque no sabemos

cómo hacer que este mundo sea un poco mejor. Nos sentimos egoístas por

ser felices y prometemos no quejarnos más y apreciar lo que tenemos.


Así que luzcamos orgullosas nuestro sello porque pertenecer a este grupo

es mejor que ser del Club Bildeberg, del Megatrix, o de los que están en la

lista del Celler de Can Roca.


Marta Lo mereces los honores del número 30. Por brindar mejor que nadie,

por ser familia, por apreciar un buen tartar, por estar siempre en mi mapa.

Que sigamos sumando, tenemos espacio para muchos sellos más. En fin,

felicidades.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Badajoz 127

Me gusta escribir en este blog. Lo abrí para que mi madre pudiera saber un poco de mi en New York y ahora sigo escribiendo de vez en cuando porque tengo poca memoria. Pero muy de vez en cuando...

Me encantan los detalles y es una pena perder estos matices con el paso del tiempo. Así que cuando me acuerdo de ello entro y releo todas aquellos historias que fueron lo suficientemente importantes para que las plasmara aquí.

Una de las últimas veces que escribí os hablaba de una despedida. Y las despedidas no tienen sentido sin que les siga una buena bienvenida. Por eso, hoy os quiero hablar de mi nuevo trabajo, de mis nuevas compañías, de Herraiz & Soto.

Empecé a prepararme psicológicamente el abril de 2014, cuando Marcel·lí me invitó a remar en ese barco. Pero hasta mayo no me senté en la silla que me habían adjudicado, delante de la flamenca y el torero (por cierto, pasaron a mejor vida), al lado de la cabeza de ciervo, entre la puerta y los baños, al lado de Dolors, cerquita de Laia.

El día antes elegí minuciosamente mi ropa. Ni muy arreglada, ni demasiado informal. Opté por unos pantalones negros, una camisa de un color pastel y unas Vans. El detalle de las Vans me causó alguna duda pero eran necesarias para poder llegar al trabajo en bici.

Este punto me llevó un tiempo de reflexión. Si iba con mi BH rosa podía hacer el ridículo si no pasaba por su diminuta puerta de entrada, si elegía la plegable podía tener problemas logísticos para volverla a montar (es antigua), así que la ligera fixie negra sería ideal para entrar con discreción.

Pero la palabra no fue precisamente discreción y los mails de los Croissants de Mantega me hicieron dar cuenta de que las dos ruedecitas doradas no habían pasado desapercibidas.


Después de este día llegaron los vermuts, los tés en compañía, los cafés del viernes, gente nueva, antiguos conocidos, desayunos sin gluten, GIFs, momentos FIT, momentos no tan fit, alegrías, rincones nuevos… Y una larga lista que espero seguir contando aquí, cuando recuerde la importancia de cada detalle. Aunque solo sea para despertarle una sonrisita a mi madre o para alimentar mi yo de mañana.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Con un bordado rojo

Es de esas personas. De las que te acuerdas al final del día, antes de cenar. Te despiertan ternura, simpatía y hacen que el balance de tu día sea un poco más positivo.

No sé su nombre pero le gusta ir al gimnasio al mediodía, los días que hay clase de aquagym, martes y jueves. Se junta con sus amigas del barrio y lo que pasa antes de la clase es todo un ritual. 

No pueden parar de hablar. Repasan a todas las vecinas, alaban a sus nietos, critican a sus maridos, se ríen de sus juanetes, de su cuerpo, de sus movimientos, de las lentejas, de la vida. Llegan más de media hora antes, pero se les hace corto y al último momento una carcajada les acompaña en su sprint final antes de ponerse en remojo.
Desfilan sus gorros de licra, bañadores antiguos, y algunas crocks. Las risas se apagan en el vestuario, pero las imagino seguir por los pasillos hasta acompañar el cloro.

La vuelta todavía es más divertida. Vuelven mojadas, cansadas, alegres, con anécdotas. Una no seguía los pasos, la otra se veía las carnes flotar, la otra no podía levantar la pierna. La otra estaba en su mejor día, cual Ariel en el agua. 

A ella a veces no la veo entre el grupo. Pero no me preocupo. Es entonces cuando siempre sale alguien de la ducha y grita: -¿Alguien se ha dejado un bañador? Lo miro, es negro con un bordado rojo. Entonces sonrío, ahora ya sé que ha estado aquí.

viernes, 25 de abril de 2014

Esta lista no se cierra


Joanjo fue el culpable de que llegara a Vinizius hace 4 años. Con menos arrugas, mucha ilusión, aires madrileños, anhelos neoyorquinos, un poco de miedo y muchas ganas.

Fue cuando conocí a Alba y Adri, por aquel entonces dos planners tan jovencillas como yo, intentando llevar a Griego a un territorio mejor.

Llevaba poco tiempo, días, pero la gente no paraba de sorprenderme, y es que la calidad humana que pasea por esta moqueta no conoce de límites.

Aprendí rápido a copiar las contraseñas de Cris, a tomar cafés al sol con los planners al salir de inglés, a pensar que Adrià y Marçal han nacido para ser estrellas del rock, a comparar la publicidad con un partido de futbol (Joanjo…) y a pararme a cotillear en recepción.

Después ya empecé a conocer a los equipos creativos. A inventar mil variedades de Griegos con el equipo de Almuni, a pasar tardes de cambios con los niños de ABC, a hablar un poco de árabe con los folletos de Ordesa (¡Rubén no me odies por ello!) y a disfrutar con los spots del equipo de Darío (sigo pensando que de haber rodado al tiburón comiéndose a Brad Pitt hubiéramos salvado la marca).

Entre presupuesto y presupuesto, el tiempo pasó rápido y pronto Sandrita tuvo a Lucía. Entonces mano a mano con Piserra tuvimos que hablar mil idiomas para que Chiquita saliera a la luz y nos pusimos las botas de agua para llegar a la cima del Veleta.

Cervezas, la familia Poulos, noches, briefings, Valencia, tes en la cocina, cenas con las Vichysoise, conciertos, Hugo Silva, las fiestas de casa de Raúl, despedidas, llegadas, partidos de baloncesto, conceptos, Noriega, Vinitus, POs… y así pasaron 3 años.

Algunos todavía os preguntáis el porqué, pero decidí dar el cambio a digital. Entonces llegó mucho más trabajo, pero también muchas más amistades. Con esta excusa pude conocer a mis niñas (y niños) de Vitalinea, al maravilloso equipo de Danet, a la gran dupla de Interporc, la paciencia de Néstor y Óscar, a Marta y a Hambrosio, a la energía imparable de Anna Ribas y a un equipo que ha sido y será mi familia: los Pixels (sí Ignasi, te incluyo en el paquete).

Y llegaron las calçotadas, más cervezas (pero ahora ya sin gluten), las salidas, los Vinitus, los conciertos, Badalona, los nachos machos, Campdevànol, las reuniones con mensajes subliminales del señor de los anillos, las copitas de vino, el karma, los banners, los posts, los sites, el cariño, la amistad, alguna lagrimita, la diversión.

Y espero que no se cierre esta lista, que nos sigamos viendo y la podamos rellenar con muchos encuentros más.

En serio, ¡muchas gracias por todo! Habéis hecho que estos muebles fríos de oficina fueran un pequeño hogar para . Como diría David, US ESTIMO MOLT.

lunes, 31 de marzo de 2014

Ponerse un jersey

Pensando en una nueva campaña para uno de nuestros clientes, Ignasi hizo una gran reflexión o, como queda más cool decir en publicidad, extrajo un gran insight.

Podemos afirmar que la figura parental nos ayuda durante toda nuestra vida, sobre todo, cuando somos pequeños y sin darse cuenta nos sobreprotege y nos impide crecer a ritmo rápido.

De hecho, aprendemos más cuando deja que nos equivoquemos, cuando nos deja llorar, cuando permite que lo intentemos solos, dejándonos tropezar una y otra vez con la misma piedra. Esto, como a padre, a veces es complicado, pero la satisfacción es mayor cuando los hijos consiguen hacerlo solos y ellos están allí para verlo. Porque han sabido esperar pacientemente a que sus peques lo probaran una y otra vez, a que pusieran sus bracitos solos dentro del jersey, a que la cuchara acertara torpemente dentro de la boca o que alcanzaran a coger aquél juguete que les queda muy lejos.

Así que hoy os quiero hablar de alguien que no me ayudó a ponerme el jersey y que esperó pacientemente a que lo hiciera por mi sola, animándome a intentarlo una y otra vez hasta que lo conseguí, aunque esto supusiera que algunos a mi alrededor se enfadaran porque tenían prisa por salir a la calle. O causara algún que otro desperfecto.

No solo lo conseguí una vez, sino que su apoyo hizo que me pusiera el jersey día tras día. Copié de él los mejores trucos para hacerlo y con el tiempo me puse jerseys, camisetas, calcetines, incluso camisas de seda llenas de botones.

Si lo hacía bien, entonces él chocaba su puño con el mío, una versión personalizada del give me five. Su aprobación. Y mi subida automática de ego.

Hoy ya no está liderando el equipo de pequeños estilistas, pero desde aquí quiero darle las gracias: por hacerme progresar, por dejarme crecer, y caer, por la paciencia, los consejos, por el cariño y por crear esta gran familia.


Gracias Robert J

lunes, 20 de enero de 2014

El so d'una època

En Lluís Gavaldà no té una gran veu, tots ho sabem, però ens desperta alguna cosa especial i, sobretot, li posa so a una època.

Una època sense grans marques, on la millor muda era un bonic xandall d'Esports Pujolràs i la millor peça per anar de concert era un "iaio" lila de 1000 pessetes del nyigui nyogui.

Una època sense preocupacions, en què amb 200 pessetes anavem al cine, i amb un paquet de pipes de "Can Lliri" passavem la tarda mal asseguts en una cadira del pavelló.

Sabiem de memòria tots els números de telèfon fixe, ens va sorprendre l'arribada del 972 i sabiem que a partir de les 10 no eren hores de trucar a una casa.

Una època que es gaudia plenament dels carrers, no ens en cansavem de recorre'ls, tampoc de la companyia. El dia especial era quan anavem a Girona, i una vegada a l'any, per nadal, ens permetiem el luxe d'anar de compres a la gran ciutat.

Una època de genolls pelats, de salts i música a Fontajau, de barraques, de Clàssic, d'institut, de fòrmules químiques, de Casal, d'UNO.

Lluis Gavaldà, Camarón, Els Amics de Les Arts, Joan Tena. Les veus, les èpoques canvien però nosaltres ens quedem. Per això avui volia recordar-te que malgrat els anys som aquí, i que avui et vull dir ben fort feliços 29.

lunes, 18 de marzo de 2013

TODO UN PLACER


A ver, lo confieso. Escribo en este blog porque a mi madre le gusta releer mi vida de vez en cuando, pero sobre todo lo escribo para mí, porque tengo mala memoria y así me permite recordar muchísimas cosas que por mi sola sería incapaz de retener.

Así que hoy, antes de que me pueda olvidar de los pequeños detalles sin importancia (como es el precio que llegamos a pagar todos), quiero dejar constancia de una gente muy, pero que muy fácil de recordar. Dicen que la amistad es gratis pero como bien dijo Jana, estas nos han costado 4.000€ for head (shhht! Pero muy bien invertidos, que conste), y si los tuviera en el bolsillo los volvería a pagar.

Después de esta entrada con tanta intrinculis os los presento. Se les conoce también como a los del PMD, los compañeros que los viernes y los sábados suben la cuesta de la Salle, los beceliaccinosaeromodelsecomida, los freaks que compran iphones, ipads y todas las palabras existentes empezadas por i, los cantantes de karaoke, los analistas en potencia, los amantes del hashtag, los que celebran con un brindis, aquellos que lo arreglan todo con un plugin, la nueva panda digital.

Me toca ahora confesarles a ellos que mi primer día estaba preocupada. Preocupada por si iba a aprender todo lo que quería y esperaba, pero también por si aquellos que compartirían clase conmigo serían buenos acompañantes 3.0. 

A ver, seguramente todavía me queda mucho por aprender acerca del marketing digital, me quedan muchos informes personalizados que desarrollar, muchas KPI’s que definir, pero es imposible encontrar un mejor grupo. Ellos han hecho la mejor estrategia de SEO posible en el algoritmo de Lara, y una buena estrategia de SEM (que los cafés en el bar no son gratis, que se lo digan a mi pobre Anna)! 

Ahora toca fidelizar... Intentaremos seguir viéndonos, chateándonos, tuiteándonos, comunicándonos y conociéndonos! Eso sí, cambiaremos la clase por un bar.

#todo1placer.

martes, 12 de febrero de 2013

El mitjà de can Florit


El noi de la Montserrat de Can Calic, l'avi, en Joan Turon Puig caga i fuig, l'alcalde de Susqueda, el meu padrí, en Joan de la Fecsa,  el mitjà de can Florit, el mimat d'en Rimbert, el nostre patriarca.

Quan érem petits, si més no més petits que ara, a Palafolls el dia començava amb l'oloreta de croissants que ens havia anat a buscar al forn del poble. Ens banyàvem a la piscina i, com que no li feien gaire gràcia els pèls, ens tocava portar un gorret del que ningú es salvava. La piscina, amb petits i grans, agafava forma d'una competició professional als ulls dels de fora. Quan estàvem ben secs (important que no caiguéssin gotes al porxo) tocava córrer a penjar a l'estenedor les nostres tovalloles d'en Mickey. Era important fer-ho ràpid per ser el primer en tenir torn a la falda de l'avi on, movent el balancí, ens cantava el "cocherito leré" i, amb una mica de sort, també un "arri arri tatanet". He de confessar que vaig estar anys preguntant-me per quin motiu a la farmàcia de Llagostera no tenien les famoses pastilles con el nombre de L-A-R-A, que cuatro letras tiene... Potser només les venien a Palafolls?

M'agrada recordar l'avi amb el seu mig somriure abans d'explicar un acudit que no coneixem tots, o amb la boqueta en forma d'anar a xiular-nos alguna cançó. M'agrada recordar-lo assegut al sofà predisposat a veure el Barça, escoltant la ràdio abans d'anar a dormir, presidint la taula de nadal i totes les taules familiars, jugant a la botifarra al casino de Palafolls, o fent el cafè al casino de Girona. Explicant-nos detalls de la ciutat de les campanes que li regalavem, regant l'hort, cuinant el menjar per els gossos, llegint El Punt, preparant magrana, fent una merescuda migdiada al sofà de Llagostera, explicant-me coses de la guerra, recordant detalls de Susqueda, o cantant-nos "les noies que porteu rissos".

Faré un apunt, l'avi era qui més sabia de tot, qui recordava qualsevol data, qui no oblidava mai cap nom, qui hauria estat un gran jugador al trivial, el millor rival de joc per la Júlia i en Lluís.

Ens malcriava una miqueta, ara ja ho podem confessar, i per culpa seva som "noies caparichoses"... La veritat és que amb ell mai ens ha faltat de res i ha estat el causant de que penséssim que la vida era una miqueta més fàcil.

Els de casa seva som com som, en part, gràcies a ell. Els anys al seu costat ens han marcat, han estat una suma de petits detalls amb els que ens ha deixat un rastre inesborrable, un record perdurable. Et trobarem a faltar.