viernes, 25 de abril de 2014

Esta lista no se cierra


Joanjo fue el culpable de que llegara a Vinizius hace 4 años. Con menos arrugas, mucha ilusión, aires madrileños, anhelos neoyorquinos, un poco de miedo y muchas ganas.

Fue cuando conocí a Alba y Adri, por aquel entonces dos planners tan jovencillas como yo, intentando llevar a Griego a un territorio mejor.

Llevaba poco tiempo, días, pero la gente no paraba de sorprenderme, y es que la calidad humana que pasea por esta moqueta no conoce de límites.

Aprendí rápido a copiar las contraseñas de Cris, a tomar cafés al sol con los planners al salir de inglés, a pensar que Adrià y Marçal han nacido para ser estrellas del rock, a comparar la publicidad con un partido de futbol (Joanjo…) y a pararme a cotillear en recepción.

Después ya empecé a conocer a los equipos creativos. A inventar mil variedades de Griegos con el equipo de Almuni, a pasar tardes de cambios con los niños de ABC, a hablar un poco de árabe con los folletos de Ordesa (¡Rubén no me odies por ello!) y a disfrutar con los spots del equipo de Darío (sigo pensando que de haber rodado al tiburón comiéndose a Brad Pitt hubiéramos salvado la marca).

Entre presupuesto y presupuesto, el tiempo pasó rápido y pronto Sandrita tuvo a Lucía. Entonces mano a mano con Piserra tuvimos que hablar mil idiomas para que Chiquita saliera a la luz y nos pusimos las botas de agua para llegar a la cima del Veleta.

Cervezas, la familia Poulos, noches, briefings, Valencia, tes en la cocina, cenas con las Vichysoise, conciertos, Hugo Silva, las fiestas de casa de Raúl, despedidas, llegadas, partidos de baloncesto, conceptos, Noriega, Vinitus, POs… y así pasaron 3 años.

Algunos todavía os preguntáis el porqué, pero decidí dar el cambio a digital. Entonces llegó mucho más trabajo, pero también muchas más amistades. Con esta excusa pude conocer a mis niñas (y niños) de Vitalinea, al maravilloso equipo de Danet, a la gran dupla de Interporc, la paciencia de Néstor y Óscar, a Marta y a Hambrosio, a la energía imparable de Anna Ribas y a un equipo que ha sido y será mi familia: los Pixels (sí Ignasi, te incluyo en el paquete).

Y llegaron las calçotadas, más cervezas (pero ahora ya sin gluten), las salidas, los Vinitus, los conciertos, Badalona, los nachos machos, Campdevànol, las reuniones con mensajes subliminales del señor de los anillos, las copitas de vino, el karma, los banners, los posts, los sites, el cariño, la amistad, alguna lagrimita, la diversión.

Y espero que no se cierre esta lista, que nos sigamos viendo y la podamos rellenar con muchos encuentros más.

En serio, ¡muchas gracias por todo! Habéis hecho que estos muebles fríos de oficina fueran un pequeño hogar para . Como diría David, US ESTIMO MOLT.

lunes, 31 de marzo de 2014

Ponerse un jersey

Pensando en una nueva campaña para uno de nuestros clientes, Ignasi hizo una gran reflexión o, como queda más cool decir en publicidad, extrajo un gran insight.

Podemos afirmar que la figura parental nos ayuda durante toda nuestra vida, sobre todo, cuando somos pequeños y sin darse cuenta nos sobreprotege y nos impide crecer a ritmo rápido.

De hecho, aprendemos más cuando deja que nos equivoquemos, cuando nos deja llorar, cuando permite que lo intentemos solos, dejándonos tropezar una y otra vez con la misma piedra. Esto, como a padre, a veces es complicado, pero la satisfacción es mayor cuando los hijos consiguen hacerlo solos y ellos están allí para verlo. Porque han sabido esperar pacientemente a que sus peques lo probaran una y otra vez, a que pusieran sus bracitos solos dentro del jersey, a que la cuchara acertara torpemente dentro de la boca o que alcanzaran a coger aquél juguete que les queda muy lejos.

Así que hoy os quiero hablar de alguien que no me ayudó a ponerme el jersey y que esperó pacientemente a que lo hiciera por mi sola, animándome a intentarlo una y otra vez hasta que lo conseguí, aunque esto supusiera que algunos a mi alrededor se enfadaran porque tenían prisa por salir a la calle. O causara algún que otro desperfecto.

No solo lo conseguí una vez, sino que su apoyo hizo que me pusiera el jersey día tras día. Copié de él los mejores trucos para hacerlo y con el tiempo me puse jerseys, camisetas, calcetines, incluso camisas de seda llenas de botones.

Si lo hacía bien, entonces él chocaba su puño con el mío, una versión personalizada del give me five. Su aprobación. Y mi subida automática de ego.

Hoy ya no está liderando el equipo de pequeños estilistas, pero desde aquí quiero darle las gracias: por hacerme progresar, por dejarme crecer, y caer, por la paciencia, los consejos, por el cariño y por crear esta gran familia.


Gracias Robert J

lunes, 20 de enero de 2014

El so d'una època

En Lluís Gavaldà no té una gran veu, tots ho sabem, però ens desperta alguna cosa especial i, sobretot, li posa so a una època.

Una època sense grans marques, on la millor muda era un bonic xandall d'Esports Pujolràs i la millor peça per anar de concert era un "iaio" lila de 1000 pessetes del nyigui nyogui.

Una època sense preocupacions, en què amb 200 pessetes anavem al cine, i amb un paquet de pipes de "Can Lliri" passavem la tarda mal asseguts en una cadira del pavelló.

Sabiem de memòria tots els números de telèfon fixe, ens va sorprendre l'arribada del 972 i sabiem que a partir de les 10 no eren hores de trucar a una casa.

Una època que es gaudia plenament dels carrers, no ens en cansavem de recorre'ls, tampoc de la companyia. El dia especial era quan anavem a Girona, i una vegada a l'any, per nadal, ens permetiem el luxe d'anar de compres a la gran ciutat.

Una època de genolls pelats, de salts i música a Fontajau, de barraques, de Clàssic, d'institut, de fòrmules químiques, de Casal, d'UNO.

Lluis Gavaldà, Camarón, Els Amics de Les Arts, Joan Tena. Les veus, les èpoques canvien però nosaltres ens quedem. Per això avui volia recordar-te que malgrat els anys som aquí, i que avui et vull dir ben fort feliços 29.