miércoles, 14 de noviembre de 2012

Cual Madonna


14N, día de huelga general. Me despierto pronto y me dirijo al trabajo. Secretamente deseo toparme con algún piquete en la puerta de las oficinas, pero no han madrugado.  Todo lo que encuentro son unos seguratas protectores que hacen que entre en la Illa cual Madonna en el Sant Jordi. Los flashes dejan de disparar i aligero mi paso, vuelvo a la realidad y me siento sumamente mal y traidora por no haberme quedado en casa.

Debido a circunstancias que no vale la pena nombrar, y que nunca serán una excusa lo suficientemente poderosa, he tenido que venir y siento un extraño remordimiento. Traiciono a mis principios y, desde mi ordenador, sigo cualquier noticia relacionada para que no se me olvide qué día es hoy. Será un buen modo de irme auto flagelando durante todo el día. Pasan unos minutos y finalmente decido declararme en servicios mínimos para que disminuya mi incansable culpa. Además, para dejar constancia, voy a escribir este post.

Me gusta confiar en la gente y ver la vida positivamente y con un toque de color rosa, además del vaso medio lleno y preferiblemente de cerveza, pero ha llegado un punto en que resulta complicado confiar en alguien para que pueda poner solución a esta situación. 

Todo aquello que pensaba que era lejano a mi entorno ahora lo tengo cerca. Algunos conocidos no saben si cobrarán el mes que viene, otros están en las listas del paro, mi hermana no encuentra trabajo, los afortunados con trabajo tienen contratos precarios en los que casi pagan por dejarles ir, muchos anuncian que no podrán comprar regalos en navidad, algunos ni siquiera comida, otros que no llegan a fin de mes, en la tele no paramos de ver tristes desahucios, muchos conocidos sufren porque no podrán pagarle un futuro a sus hijos, otros no pueden permitirse tenerlos.

A ver, preguntemos a aquellos que salen en las banderolas electorales de la Diagonal si realmente conocen a alguien en una situación así, si algunos han sufrido en primera persona aunque sea solo uno de estos problemas y si realmente su programa nos da una solución.

Que intenten por unos minutos darme un nombre y un apellido, un conocido, el amigo de un amigo, el cuñado de un primo. A lo mejor, después de que alguno consiga contestarme y convencerme de que realmente le preocupa esa persona, después tendrá mi voto.

De momento recuerdo otros tiempos, mientras me imagino de fondo la voz de Madonna cantando: "A long, long time ago I can still remember" y, sin éxito, intento rellenar de nuevo el vaso.